En el terreno del marketing y las ventas directas, la redacción de un texto ocupa un lugar clave, aunque nunca suficientemente valorado. Muchas veces habrás oído decir que «el contenido es el rey«, por lo tanto elaborar un buen contenido, es la clave para que tu artículo se posicione en internet. Espero con este artículo darte una clave fundamental para elaborar un mínimo contenido digno para tu blog o página web, para que te ayude a posicionarlo.
La redacción de cualquier texto respeta ciertas etapas. Por más que la veteranía permita a algunos escritores improvisar un buen texto en un instante, lo cierto es que la composición de un texto siempre lleva aparejadas tres fases principales:
- La precomposición.
- La redacción.
- La revisión.
Para conseguir esa correcta selección y jerarquización de los datos de tu texto, deberás reflexionar sobre cuáles son los elementos informativos fundamentales que deseas comunicar. Para esta labor de precomposición textual, cuentas con una técnica especialmente útil, la regla de las 5 w

Regla de las cinco uves dobles
La regla de las cinco uves dobles (5W) es, probablemente, la primera técnica redaccional que se enseña a todo aprendiz de periodista. Consiste en responder en el texto a seis preguntas esenciales:
- Quién (WHO)
- Qué (WHAT)
- Dónde (WHERE)
- Cuándo (WHEN)
- Cómo (HOW)
- Por qué (WHY)
Es decir, contestar a preguntas como por ejemplo:
- ¿Quién organiza el evento?
- ¿Qué se pretende con el evento?
- ¿Dónde tendrá lugar el evento?
- ¿Cuándo tendrá lugar el evento?
- ¿Cómo se desarrollará el evento?
- ¿Por qué se realiza el evento?
Si te das cuenta, prácticamente cualquier texto profesional necesita responder a este tipo de preguntas. Por eso, si buscas respuesta a estas preguntas antes de comenzar a escribir tu texto, no olvidarás elementos informativos esenciales y podrás resolver tu tarea de escritura con rapidez y eficiencia.
De hecho, las cinco uves dobles pueden prestarte otra ayuda cuando se trata de escribir en internet, pueden servirte como forma de distribuir la información de manera coherente. Así, por ejemplo, una vez resumidos en la página inicial los aspectos esenciales de la información que deseas comunicar, puedes ampliar a voluntad en otras páginas de segundo nivel detalles sobre el quién, qué, dónde, cuándo, cómo y/o por qué de la información.